ES HORA DE BUSCAR TODAS LAS
CAUSAS DEL TERRORISMO
18 Agosto 2017 –
Cristianisme i Justícia
Jaume Flaquer.
Desgraciadamente
sabíamos que un atentado en Barcelona podía suceder. Su gran atracción
turística lo hacía un plato demasiado deseado. Las Ramblas, además, son un
paseo que hace tiempo que los barceloneses hemos abandonado.
Ante
todo debemos subrayar que ni la religión (que dicen profesar) ni la
nacionalidad de los terroristas debe contribuir a estigmatizarlas. La Comunidad
Islámica de España, como hace siempre que hay un atentado en nombre del islam,
se ha apresurado a condenarlo. Miles de musulmanes que viven entre nosotros
viven estos acontecimientos con el mismo sentimiento de horror que los que no
lo somos. O más si cabe, puesto que el uso del nombre de la propia religión
para algo tan terrible ha de crear un profundo sentimiento de desolación. El
Rey de Jordania en 2004 inició un proceso de condena pública del mundo islámico
contra la barbarie. El gran dirigente islámico de Egipto ha querido también
liderar este proceso en diversos congresos y declaraciones. Marruecos le ha
seguido la saga, aunque no llegue a oídos occidentales.
Dicho
esto, es preciso que entre todos hagamos un análisis profundo pero
también honesto de todas las causas que provocan el terrorismo. ¡Y
hemos de subrayar el “todas”! No solo las directas, sino también las
indirectas. Hay metodologías de base más o menos marxista (aunque sea de manera
matizada o evolucionada) que reducen las causas a cuestiones sociales,
económicas, políticas o geoestratégicas, etc., sobre las que se montan las
ideologías, también religiosas; y hay también metodologías contrarias, más o
menos antirreligiosas (o islamófobas) que reducen las causas a la religión
misma.
El
fenómeno terrorista es extremadamente complejo puesto que no hay ninguna causa
única que explique por sí sola este fenómeno. Hay terroristas (muchos) de clase
media o media-alta, y gente extremadamente rica que lo financia. Muchos han
cursado estudios universitarios (pero eso sí, casi siempre de carreras técnicas
o científicas). No es, pues, un problema de simple falta de formación . Sin
duda, los problemas sociales, de integración o de desarrollo de la propia
identidad, potencian el fenómeno porque engendran a gente vulnerable que entra en
estas corrientes ideológicas del terrorismo como quien entra en una secta.
Pero no
puede considerarse como la única causa porque los cristianos de los países de
mayoría islámica viven en situación de marginación (cuando no de persecución) y
no generan movimientos terroristas. Muchos terroristas tienen elementos de
patologías psicológicas, pero no siempre las barbaridades las cometen enfermos
mentales: no puede pensarse que todos los nazis fuesen enfermos mentales…
Es
necesario abordar todas las causas. Hay causas de política internacional:
la invasión de Irak y, antes, la lucha contra la URSS en Afganistán… El grupo
“Estado Islámico” o al-Qaeda nacieron ahí. ¡Aún no he escuchado ni a Aznar ni a
Bush pedir perdón por ello! El colonialismo europeo ha herido también la
conciencia y orgullo árabe (y de muchas otras culturas).
Hay
causas sociales: las enormes desigualdades económicas además de ser un
escándalo ético son generadoras a menudo de rabia o de desesperanza. Si esta
última puede llevar al suicidio, el terrorista consigue morir pero con sentido.
Hay
causas psicológicas: también lo vemos regularmente en ataques de ira en
individuos de Estados Unidos que realizan carnicerías con la ayuda de la
facilidad de conseguir un arma.5
Pero
también, (sí, también), hay causas religiosas, aunque sean para pervertir
la religión. Decir simplemente que “el islam es paz” o que “no tiene nada que
ver con el Estado islámico o con al-Qaeda” es como decir que las cruzadas no
tienen nada que ver con el cristianismo. Que sean una perversión de la religión
no significa que no tengan nada que ver. Demasiados clérigos trasmiten el odio
y la violencia estando ellos en contra de ella. ¡Cuántos imanes salafíes
predican la prohibición de tener amigos cristianos y judíos!
Sin duda
es una perversa interpretación de un versículo coránico, pero esta
interpretación se hace desde el islam propagado por Arabia Saudí. Desde este
país, se escriben libros sobre jurisprudencia islámica que dictan la muerte del
homosexual, del apóstata y del adúltero. Y estos libros ¡se venden en España
traducidos al castellano! Arabia Saudí y otros países del Golfo condenan el
terrorismo puesto que ellos también están en la punta de mira del Estado
islámico y de al-Qaeda. Pero su islam lo produce sin cesar.
Si se
condena al infierno a judíos, cristianos, y por supuesto politeístas y ateos,
(y este elemento de fe no es solo profesado por los salafíes sino que es
extremadamente común), ¿se puede decir que se es completamente ajeno a que unos
locos quieran anticipar ese infierno ya en la tierra? Si Dios no consigue
encontrar ni una pizca de bondad suficiente que merezca su salvación, ¿por qué
lo tienen que encontrar los seres humanos?
Hagamos
todos y todas autocrítica sincera para acabar con este mal del siglo XXI.
1 comentari:
Muy interesante toda la información. Gracias!
Publica un comentari a l'entrada